viernes, 9 de septiembre de 2011

DOMINGO F. FAÍLDE, CARLOS GUERRERO Y JUAN JOSÉ TÉLLEZ en un recital brillante


    Es incuestionable que la poesía se hace grande en la voz de los gigantes de la palabra como son Domingo F. Faílde, Carlos Guerrero y  Juan José Téllez. Cada cual con su estilo propio, recitaron sus poemas en el patio jerezano del Damajuana este pasado martes, 6 de Septiembre, dentro del Ciclo La voz y la palabra. Tras la presentación por Dolors Alberola, la escritora abrió paso a la apasionante lectura que fue acogida con notable éxito.  

Sobre Faílde, amigo y maestro de muchos y de esta admiradora de su poesía que vengo siendo, podemos atestiguar que la belleza pelea por hacerse corriente siempre en sus estrofas, ganando –como no puede ser de otra manera- su rotundidad, su firme huida, premeditada, de absurdas reservas, y esto es debido al magisterio de su mirada desligada de discreciones prejuiciosas, a su recorrido siempre crítico por las veredas del tiempo y -¿cómo no?- a su temperamento poético que, por suerte, lo hace un escritor libre, independiente, un Poeta en el sentido mayúsculo de su significado, un maestro bendecido por la lucidez.

Carlos Guerrero también puso la emoción a tender de las cuerdas de sus versos, sorprendiendo también con poemas inéditos de su nuevo libro, un proyecto entre manos que auguramos tan hermoso como sus poemarios anteriores. Pues si bien la luz es importante para caminar sin altercados, no lo es menos para que en las sendas del verso la luz transite sus profundidades y es que Carlos Guerrero tiende sobre los hilos del ritmo, de una manera aparentemente sencilla, el paisaje de una idea, la dársena de un sentimiento, las ramblas de la vida, un elogio, en fin, a la elegancia.

Y por último, Juan José Téllez demostró una vez más que además de ser un escritor con grandes dotes, vuelca la mordacidad de una forma brillante en sus poemas, evidenciando que es un gran piloto de la ironía, abordando desde la crítica sagaz alguna de las realidades que vivimos. Porque Téllez -podemos decir- es un aviador de la oratoria, y ayer -doy fe- sobrevoló nuestros sentidos.

3 comentarios:

  1. Gracias, M, Carmen, por tan generosa crítica de mi pobre participación. Lo hice encantado, lo sabes. Un beso.

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  3. Carmen, muy bonito, me ha encantado.

    Recuerdos.
    Un beso.-

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