lunes, 21 de marzo de 2011

LASCIVIA POÉTICA


   He oído alguna vez pero pudiera parecer extravagante o un exceso, quizás, de inmodestia, el célebre discurso sobre el origen divino de la inspiración, como si acaso la arquitectura del poema fuese obra de un arranque místico, inquietante. No negaré que me erotiza semejante teoría de la creación poética pero, lejos de esa fantasía vanidosa -no exenta de lirismo, por cierto- prefiero especular con la existencia de una lascivia poética tan rotunda que -no me cabe duda- tienta al escritor. Menos bucólico y más terrenal, por tanto, es el origen de la inspiración que reside -en mi opinión- en una lujuria impredecible bajo el asombro -no menos inquietante- del propio sufridor. Y quizás no haya un origen, sino muchos, y en cada uno la respuesta no sea una sola, sino todas. Vino a decirnos la escritora Chantal Maillard en un poema: “...yo sólo escribo / para colmar la distancia / entre mi miedo y yo”. Y en su libro “Matar a Platón” sigue diciendo: “Escribo / porque es la forma más veloz / que tengo de moverme”.
Después de esta visión conmovedora, entendemos que escribir puede ser un experimento emocional, una manera de apearse de los ojos en marcha para arrojar lo que sólo una mirada puede volcar en los folios inevitablemente. Porque no siempre las deidades están detrás de todo.


viernes, 11 de marzo de 2011

Despertó


Autor de la fotografía: Federico Neupaver
       
Despertó
el hondo secretismo en el escote
de los pámpanos, la dicha
con voluntad de lámpara e instante,
la indócil combustión de una sospecha
en un baile fluvial de presunciones,
esa lumbre ilusoria del carmín
negociando la longitud de un beso,
no menos inocente que un cuchillo
llenando el corazón de obscenidad.

Y despertó de pie,
como lo hacen las bruscas confidencias
                            que huelen a cerrado,
la confesión en b del perseguido
o el testimonio al fin de los ocultos.

Y fueron todas sus huidas
la insólita querencia de un pretexto,
el rumbo que redacta cada puerta
poco antes del resumen de un portazo.
        
                                             
                                       ©M.Carmen Sáiz Neupaver
            

MERCEDES ESCOLANO Y JOSEFA PARRA